Si bien no te conozco, creo saber perfectamente quién sos,
y si yo pudiera ser el mar, te arrastraría hasta el fondo,
hasta la oscuridad más absoluta,
el frío,
y el silencio de lo más hondo de mí : el mar.
Te arrastraría sin dejar de abrazarte y envolverte en un beso en la frente, triste y desesperado ,
sepultaría tus semillas en la arena y las vería florecer en retoños dorados de piel color ocre,
con tus manos
tu voz
y la textura de tu pelo.
Y si pudiera ser el mar, y el sol y la brisa salada, los besaría en los ojos
hasta que concilien el sueño.
Si bien vos no me conocés, sabés igual que yo, que este invierno va a ser helado para ambos.
David: tus hijos y los míos, puede que nunca corran juntos por tus playas,
puede que nunca se conozcan las caras, pero vamos a henchirnos de alegría cuando veamos sus ojos alucinados brillar, en algún arrebato de felicidad, y yo, voy a acordarme de éste poema,
vos, vas a acordarte de este invierno espantoso
y el frío,
ya no va a dolerte en los huesos-
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